martes, 4 de mayo de 2010

La execrable existencia del roedor

Un día como otro cualesquiera, o eso pensaba yo, me tope sin quererlo por lo azaroso del sino, con una conversación en principio inocente como una niña de treinta vestida de colegiala, ¡ah incauto rufián, nunca aprenderás! Dos compañeras intercambiaban pareceres acerca de una novela virtuosa, encantadora, mágica y no se que más exabruptos de índole similar. Intrigado, incapaz de desasirme de las garras de esa ninfa irrechazable llamada curiosidad, decidí preguntar acerca del título de tan elogiada y vanagloriada novela. ¡Firmín! Fue la respuesta que obtuve, ¡maldita curiosidad!. Que me abran una zanja en el pecho y me lleve la parca al noveno infierno de Dante si vuelvo a preguntarle a mi compañera por su novela preferida.


Lo que siguió a esa revelación es algo que aún me aterra recordar. ¡Vive dios! que si prosigo con este relato es por hacer bien al ajeno y advertir al incauto de los peligros que acechan en el pergamino menos esperado. Mi compañera, una vez levantada la liebre, me lanzó una perorata atropellada, salpicada de elogios, juramentos y promesas vanas de felicidad en forma de pasta de celulosa, a lo que mi débil espíritu y mi escasa entereza no supieron hacer frente. Rindiose mi voluntad tras claudicar mi entendimiento. Ni si quiera pude decir esta boca es mía cuando me hallé arrinconado en mi propia casa con Firmín en una mano y con la madre que le parió en la otra.


El autor de la criatura del cual no osaré mencionar su nombre (Victor Frankenstein nunca pudo crear nada tan espeluznante) comienza su obra copiando, perdón discúlpeseme el desliz, parafraseando aperturas de los grandes autores y cual sacerdote del oráculo de Delfos afirma que “… siempre me ha parecido que si esa parte me salía bien (la apertura) el resto me saldría de modo automático”. No te salió bien. Y he aquí que el resto no salió automático (como bien predijo) sino más bien a trompicones.


Psicólogo de roedores frustrado por una sociedad que nunca entendió su ánima ni su inquietud. Esta sociedad inexorable que machaca a las minorías e ignora y condena las para-filias sin ningún rubor. Él solo quería sentar a los roedores en el diván, ayudarles, comprenderlos... ¿Es acaso eso motivo de mofa o de escarnio? ¿No puede un hombre romper las ataduras tácitas y morales de la sociedad y llevar a cabo sus sueños? Él solo quería ayudarles, comprenderles…


Permítanme ahorrarles los detalles de tan magna canallada. Solo les diré que el resto de la novela ahonda en los sentimientos, inquietudes, desvelos y desventuras de una rata, si han leído bien, una rata. Una rata tediosa con inquietudes de cultureta.


No oseis leerlo, si lo hacéis Cerbero, Caronte, y Hades estarán encantados con tu visita.


Dedicado a mi entrañable Beascoita y a su rata (de la cual me encantaría conocer sus sentimientos e inquietudes).

FDO: Patas


6 comentarios:

  1. Madre mía, miedo me das.
    A mi me han contado maravillas de ese libro y, de hecho, pretendía comprármelo, pero ahora me dejas dudando... en fin, ya lo hablaremos con más calma, a ver si con más detalles me terminas de convencer.

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  2. No hay duda hay que comprárselo.

    Toño

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  3. Sin haber leído el libro no es bueno opinar, pero lo siguiente ¿qué será?... ¿Un libro sobre los pensamientos filosóficos de una piedra? ¿500 páginas sobre las reflexiones de una avispa antes de clavar su aguijón?

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  4. No voy a decir nada al respecto porque lo único que se me ocurre no se puede decir en horario infantil.
    Además el insulto es la razón del que razón no tiene.
    Beascoita.

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  5. Ciertamente como la susodicha novela resulte tan somnolienta como esta "sagaz" crítica (si en verdad es lo que pretende ser, claro esta) debe ser un ejemplar terrible.

    Una anotación de cara a futuros escritos de este autor/a: Querido amigo/a creame usted que en númerosas ocasiones no resulta imprescindible utilizar un vocabulario grandilocuente, enrevesado en todo su lenguaje (dentro del mismo contesto), y que origina una aparatosa agilidad en su lectura (aunque seguramente a usted no le parezca tal cosa dado que habrá leido su parrafada en multitud de ocasiones antes de publicar) para hacer notar en público que es usted una persona bastante distra.

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  6. Estimado anónimo, si usted no ha sido capaz de comprender porque utilizo este lenguaje y no otro, así como el sentido del escrito, me temo que no puedo ayudarle."Lo que natura non da, Salamanca non presta".

    Aún así voy a atreverme a hacerle una recomendación. Basándome en que un puñado de párrafos le causan somnolencia creo acertado para su caso la lectura de un libro que cada tres o cuatro frases intercala un pico o un pata en forma de pop-up. Esto, sin duda, le distraerá a la par que le dará fuerzas para afrontar las tres o cuatro frases que siguen, manteniendo así más fácilmente( o eso espero ) el estado de vigilia que por desgracia le es tan ajeno en cuanto sus ojos se concentran en el negro sobre blanco.

    No obstante agradecemos su sugerencia e intentaremos mejorar.

    Un saludo

    EL POLLO PEPE
    de DENCHFIELD, NICK
    EDICIONES SM
    11.95€

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